Listas electorales

Estos días estamos asistiendo a la configuración de un espacio político llamado Sumar, que paradójicamente ha nacido restando. Unas figuras destacadas de un partido que está destinado a confluir con todas las fuerzas en ese espectro ideológico, han sido vetadas para ir en listas de la nueva formación, porque los dirigentes de esta así lo han decidido. No se saben las causas, no las han dicho, quizás crean que esas figuras no aporten votos, que apartándolas les hagan pescar votos en caladeros cercanos o simplemente una pulsión cainita. Ya se sabe que esto de la política está plagada de fobias, y que “arrieros somos y en el camino nos encontraremos”.

Al contrario que la derecha, más pragmática ella (o sino que se lo pregunten a Casado, del que nadie se acuerda), la izquierda la suelen formar personas más emocionales. Conceptos como compañerismo, solidaridad, empatía, suelen estar muy arraigados en el votante de este signo. Digo esto, porque no vaya a ser, que si los votantes que encumbraron a Podemos a lo que fue intuyen que se ha realizado una arbitrariedad con unos de los suyos, en lugar de apoyar ilusionados el nuevo proyecto opten por quedarse en casa el día de las próximas elecciones generales, desbaratando la única posibilidad que existe de que la extrema derecha llegue a condicionar la vida política del país. Si no caben todos, ¿cómo generar ilusión, la única llave del éxito?