Los humanos siempre interpretamos la realidad con una concepción dualista. Todo lo tamizamos y encasillamos con nuestro juicio, desde los conceptos más sencillos como bueno/malo, alto/bajo, frio/calor hasta lo más metafísico (Dios/Demonio, Yin/Yang, razón/fe…)
¿Y si dándole la vuelta al concepto, usando un paralelismo matemático, nos imagináramos que realmente fuera como una regla que va desde más infinito a menos infinito para definir cualquier cualidad? ¿Podríamos entonces decir que son dos cosas diferentes, cuando estamos hablando de lo mismo pero con diferente graduación?
Otro tema será donde pongamos la línea divisoria de cada idea, el cero de nuestra regla. Una línea divisoria, que como todo lo creado por el ser humano, es algo subjetivo, cambiante, afectado por multitud de parámetros como la cultura o la evolución.
Así que la próxima vez que oigas una calificación categórica y vehemente sobre la graduación de cualquier cualidad, sonríe y recuerda nuestra regla con su voluble referencia.