Comencemos de “meteorólogo”. Estos días, después de un tórrido y seco verano (esperable en dicha estación y latitud), nos desayunamos en los noticiarios día sí y día también con que los pantanos están secos, mucho más agotados de lo que suele ser usual estas fechas. A esta noticia quizás le falten algunas referencias, además del calor que hemos tenido que soportar, a la ingente cantidad de desembalses efectuados en meses anteriores (os invito a colocar en el buscador la palabra “desembalse”), protagonizados por las compañías eléctricas gestoras de dichos pantanos para generarse más beneficio con la producción de electricidad. Y es que cuando ponemos al zorro a cuidar las gallinas…
Sigamos por “alta” estrategia. Al comienzo de la guerra de Ucrania, una de las medidas estrella de la UE fue el embargo a las compras de combustibles a Rusia, con la pretensión que esa medida asfixiara a Rusia económicamente y contribuyera a finiquitar la guerra emprendida. Después de 6 meses de conflicto, parece que la medida no surte tal efecto, ya que Rusia tiene otros compradores para esas cotizadas materias primas, así como por el encarecimiento del producto debido a la disminución de disponibilidad. Dicha medida parece encaminar a la UE a una dolorosa recesión y a tener que soportar un crudo invierno, tal y como nos vienen augurando nuestros líderes. Por lo que yo me pregunto, si esta medida no está teniendo los resultados esperados, más allá de convertirse incluso en contraproducente, ¿por qué no se rediseña o modifica si es caso, por lo menos para que el mayor afectado sea hacia quien va dirigida, en lugar de que parezca que nos disparamos en un pie?
Acabemos con un “master” en economía. En estos días, el BCE ha subido el tipo de Interés un 0.75%, la mayor subida de tipos de su historia de una tacada, para intentar frenar una inflación desbocada. Desde que en 2012 Draghi, el ex presidente del BCE, pronunciara el famoso «Whatever it takes» para ayudar a la complicada situación de financiación de los estados y del rescate de ciertas entidades bancarias, se comenzó a ofrecer financiación gratuita a estos organismos, lo que hizo que los tipos de interés llegaran a cero. La pandemia hizo necesario seguir con estas políticas, pero a partir de 2021 la subida de los precios ha hecho necesaria la subida de tipos, que inmediatamente ha empezado a afectar a todos los productos bancarios que se ofrecen a los clientes. Así pues, ¿esta subida que tan rápidamente se aplica a quienes van a pedir dinero o tienen hipotecas, cuánto tiempo tardará en ser aplicada a los depositantes de fondos de las entidades bancarias? ¿Esta inacción no pudiera ser tildada propia de un cártel? Este dinero entregado a espuertas por decisión del BCE, que ha hecho subir precios de bienes de primera necesidad (ej. vivienda), endeudándose la población al calor de los bajos tipos, ¿no pudiera ser considerado como un cebo, y ahora que hay que devolverlo con los intereses subidos, sea el momento previsto para la banca de recoger beneficios y/o que tengamos que enfrentarnos a un doloroso incremento de desahucios? ¡Ay!, esas pequeñas tretas capitalistas…
Empiezo a temerme que estas tretas, propias de trileros miserables, no son simplemente una consecuencia del capitalismo desbocado, sino de nuestra naturaleza humana. No ha habido momento en la historia de la humanidad en que el poderoso no lo haya sido a costa del que no lo es. Y no acabamos con ello. Por eso, en mi blog comentaba eso de «¿En qué mundo viviste, Rusocito?»
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Además de que nuestra la memoria colectiva es muy frágil, estando por ello condenados a repetir los mismos errores cada poco tiempo. La gran mayoría entramos y salimos de la noria económica en pos de satisfacer unas necesidades vitales y siempre en este juego tenemos damnificados. Lo que no cambia es que la riqueza fluye siempre en la misma dirección, del menos al más poderoso.
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