Brexit y hegemonía

No seré yo el que diga o pretenda inmiscuirme en cómo debe organizar su vida cada pueblo, cada nación, pero me gustaría realizar una humilde y liviana reflexión sobre el Brexit desde el punto de vista de la Hegemonía cultural, concepto acuñado por Gramsci ya casi hace un siglo (casi nada), para analizar las relaciones entre clases sociales.

Esta idea, extrapolándola a las relaciones entre países, viene a indicar que el primer paso en la superposición de una potencia, nación o bloque sobre otro, es la obtención de ventaja en el dominio cultural (valores, idioma, costumbre…), logrando que el ente perdedor adopte dicha tradición como suya, obteniendo quien consiga la supremacía múltiples beneficios y ventajas con ello (geopolíticas, económicas, etc.).

Por lo que, ¿en qué cabeza cabe que alguna nación que vaya ganando en este campo maniobre en pos de abandonar ese liderazgo, un puesto harto difícil de alcanzar? Pues sí, Reino Unido con su Brexit. Las pruebas de ese liderazgo anglosajón son variadas: desde bares y fondas que se han visto sustituidos por decorados pubs donde disfrutar de las consabidas pintas de cerveza, y combinados de gin y whisky en lugar de copas de brandi o chatos. Ya honramos a nuestros muertos disfrazándonos de monstruos en lugar de ir respetuosamente a los camposantos. O proliferan por doquier academias de idiomas con el omnipresente  inglés, donde llevamos a nuestros hijos para que puedan optar a los mejores trabajos.

Ahora quizás, muchos de los ciudadanos europeos que estaban estudiando inglés, pensando en realizar el consabido y sencillo viaje a Londres (antes con el DNI era suficiente y ahora es  necesario pasaporte), posiblemente estén sopesando otros destinos cuando la pandemia lo permita, aguijoneados por la semilla de la desafección sembrada en sus corazones ante el inamistoso movimiento. El comercio iba en popa y a toda vela registrándose un parón desde la desvinculación. O se han visto secuencias de desabastecimiento en las estanterías de los supermercados británicos, colas en las gasolineras ante la falta de camioneros extranjeros y escasez de trabajadores que puede lastrar su economía, etc.

Indicios más que suficientes para intuir que es posible que el Brexit no haya sido un buen negocio para las dos partes, pero… ¡que entenderé yo de macroeconomía!

4 comentarios sobre “Brexit y hegemonía

  1. Los británicos son quienes enseñaron casi todo a los norteamericanos. Estos, tras su guerra de independencia crearon allí una sociedad nueva partiendo de dos grandes mitos de su país de origen. Uno el comercio con vertiente belicosa y el otro la religión. Los colonos se encargaron de hacer luego la mezcla propia y difundirla por el gran territorio. El Brexit de algún modo lo veo similar, es ambición comercial y también esa creencia en un destino especial para la isla que siempre se creyó especial (y superior)

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    1. ¿Por qué será que la gran mayoría de las escisiones son alentadas desde la parte poderosa de la unión? Si que creo, por añadidura a lo que expones, existen ocasiones que ese tipo de impulsos, aún existiendo como poso larvado, son fomentados por dirigentes con aviesas intenciones sin llegar a sopesar consecuencias. Gracias por la aportación y la visita, un cordial saludo.

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  2. El Brexit fue un error de medición. Los Conservadores moderados creyeron que ofreciendo el referéndum calmaban al segmento más nacionalista del partido, pero nunca pensaron que perderían. Los de extrema derecha vieron una gran oportunidad y convencieron, vía manipulación de la información, al segmento Laborista más pobre de la nación para votar a favor de Brexit. Les prometieron «control» (principalmente, sobre la migración), «independencia» (de la «burócrata y suprema» Comunidad Europea) y «prosperidad». El nivel de manipulación con respecto al tema migratorio fue obsceno. Utilizaron la vieja estrategia de infundir miedo («Turquía y sus 80 millones vendrían a la isla»).

    Ni el más educado de los británicos podía entender la complejidad de los temas. Se votó por sentimiento y ganó el populista y nacionalista, el mismo que usó Trump: «make Britain great again». Las consecuencias han estado enmascaradas por el desastre de la pandemia, pero empiezan a verse las grietas: conflicto en Irlanda del Norte (una situación muy seria); escases de trabajadores; conflictos en licencias pesqueras; tratados de libre comercio insignificantes que no reemplazarán al Mercado Unitario Europeo; el movimiento independiente de Escocia (y de Gales) retoma fuerza, etc. etc.

    Sobre todo, como bien dices, el Reino Unido ha perdido el liderazgo.
    PD: Sorry por la extensión.

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