A raíz de los comentarios vertidos por una incontinente ministra austriaca, incitando a sus conciudadanos a hacer acopio de víveres y utensilios de camping a causa de apagones generalizados, se ha extendido la alarma por toda Europa gracias a los medios de comunicación y sus amplificadoras, pero también alarmistas, redes sociales. Esto está originando desabastecimientos de artículos que funcionan a gas y aumentando el consumo de conservas. Ante la repercusión que ha tenido la noticia, los dirigentes de las grandes compañías eléctricas han salido en tromba desmintiendo esa posibilidad por estas latitudes.
Varios puntos. En primer lugar me parece una irresponsabilidad que gobernantes de primer nivel, ante una mera posibilidad no científica, le den a esta marchamo de realidad apocalíptica alarmando con ello a la población. Creo que sería más apropiada una campaña que desde la pedagogía, dar someros consejos para minimizar lo que verdaderamente puede producir, pequeñas molestias. Desde esas posiciones, lo que deben de hacer los gobernantes es poner manos a la obra para que eso no suceda.
Otro tema son las redes sociales. La población, presa de la desconfianza que les inspiran los gobiernos de turno, se aferra a las redes sociales para informarse, buscando oír siempre la teoría más disparatada y exclusiva. Centrémonos en como aprovechan estos medios cualquier atisbo de posibilidad que pueda tener una situación de hacerse realidad (en este caso declaraciones, subida precio de la luz…) para fabricar situaciones distópicas, buscando una desestabilización de la sociedad aplicando la triste máxima “cuanto peor, mejor”. Pareciera que se busca instaurar el miedo y la inseguridad en la comunidad, que haga que por esa zozobra, la población se decante por opciones políticas más enfocadas a la seguridad y control. Dentro de estos movimientos tenemos recientes ejemplos, como los antivacunas o negacionistas anticovid que tantos muertos han costado.
Cuando cuestionamos este tipo de noticias catastrofistas sin rigor científico, se saca a colación la pandemia que hemos vivido hace poco, como muestra de lo que puede ocurrir sin esperarlo. A este paso, parafraseando a Pascal, vamos a tener que abarrotar las iglesias ante la posibilidad de que Dios exista. Prefiero desempolvar las velas de la abuela y un día de ayuno, a que me manipulen las redes sociales con sus aviesas intenciones, despojándome con ello de mi condición de ser racional.

Quizás la menos culpable de la alarma es la propia ministra austríaca porque su pais tiene un riesgo de perder el suministro de gas y al situación de España y otros países europeos es muy diferente. Pero ya se sabe que lo que vende es hacer una portada llamativa aunque esté basada en humo. Casi todas las de este tipo en España son así. La seudoinformación como ariete, nada nuevo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si, posiblemente la descontextualización provocada por las redes sociales, crea alarmas interesadas donde no las hay. El resto, lo produce la propia idiosincrasia del ser humano, esa ansia viva por la inseguridad en la que estamos inmersos. Gracias por la aportación, un cordial saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
A veces pienso que necesitamos estar alarmados continuamente. Comparto tu opinión sobre la incontinencia de la ministra austríaca. Pero el caso casi endiosado que se le hace a las redes sociales es un problema serio. Por si eso fuera poco, vi en le televisión a un representante del gremio de jugueteros adelantando problemas de abastecimiento de los juguetes que traerán los reyes magos. El caso es crear incertidumbre y vender humo. Por cierto ante la avalancha de compra de juguetes (o de camping-gas, que tanto me dá) ya se sabe a mayor demanda, mayor precio. Y así con todo. Es sencillo. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Cualquiera con una conexión a internet puede sembrar los mas disparatados bulos y el resto de usuarios (sin contar bots), con sus continuos reenvíos extender el fake hasta el infinito. Lo fácil que es manipularnos. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Y, en el epicentro de toda esta marea incesante de convulsiones sin fundamento, el ser humano —como único protagonista de su rumbo. También en las redes sociales; detrás de cada tecla, número, bulo, acierto, etcétera. Son, parafraseando a Fellini, la derrota de todo nuestro sistema cultural.
Saludos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así debiera ser, cada ser humano, de manera individual, protagonista de su propia historia. Interesante lo que expones sobre sobre la cultura, quizás sea la única salvaguarda que disponemos contra la manipulación, como forjadora del indispensable espíritu critico. Bienvenida a esta tu casa y gracias por la aportación, un cordial saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona