Vivimos en una nave llamada Tierra, navegando por un mar de leche, el cual es parte del inconmensurable y lóbrego océano. Este pequeño cascarón es el único sostén que tenemos ante nuestra fragilidad exterior (la interior deberemos afrontarla cada uno con sus propios talentos y por separado). El hombre, para su manutención, para mantenerse vivo, necesita consumir recursos, tanto de la parte orgánica como de la inorgánica de nuestro vehículo celeste.
Hasta aquí lo obvio. Pero entonces, ¿cómo tratamos así nuestra casa presente, la morada futura de nuestros descendientes, la que nos salvaguarda, la que nos alimenta, sencillamente, la que nos permite existir? Esquilmando recursos, los nuestros y los que no podrán ser usados en el futuro. Contaminando sin medida y torpedeando todos los intentos que se han dado en paliar ese efecto en nombre de la sacrosanta economía. Generando gases sin mesura, que posteriormente respiramos intoxicándonos plácidamente y que destruye la protectora atmosfera, dejándola cual queso gruyer. Cubriendo el planeta con toneladas de plásticos, que cuando se descomponen, en lugar de perder sus atribuciones nocivas, lo único que hacen es engalanarse con el prefijo “micro”, envenenando poco a poco todo el ecosistema. Y así con incontables ejemplos…
Los dirigentes actuales, deberían de tomarse en serio esta amenaza, del mismo modo que cualquier capitán naval, una de sus principales atribuciones es mantener el buque en perfecto estado. Y el resto, con nuestra pequeña cuota de poder, apostar por opciones tanto políticas como de vida, en las cuales esta temática ocupe la importancia merecida.
Y luego dicen que el capitán Acab, enseñoreando su ballenero, estaba ciego y perturbado en su propósito.
Somos conscientes del problema. Pero apenas hacemos nada verdaderamente significativo por solucionarlo. ¿Será que no podemos?
https://theconversation.com/como-se-explica-la-inaccion-humana-ante-los-problemas-ambientales-118199
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Que la población general no sea consciente del problema, puede ser comprensible, ocupados como estamos en nuestras naderías, pero que los lideres mundiales adolezcan de la misma ceguera, tiene delito…Magnífico articulo, gracias!
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Así andamos. Es una situación altamente compleja.
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En esta nave en la que navegamos, por desgracia casi todos los capitanes están ciegos y no lo siento por mi, sino por mis hijos y nietos; y lo malo es que los capitanes que vengan a gobernar la nave seguirán ciegos. Un abrazo
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Totalmente de acuerdo…en el genoma humano esta esculpida a fuego la búsqueda cortoplacista de beneficio, sin pensar en las consecuencias futuras…un abrazo Miguel
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