En las situaciones límite sale a relucir de que está hecho el género humano, y esta, la derivada del coronavirus, aún no atreviéndome a catalogarla de “situación límite” (cualquiera que conozca un poco de historia sabrá que esta aseveración es cierta), es una de ellas.
Varias cosas me llaman la atención, cosas que pensaba que en sociedades en las que se alardea de un alto nivel educativo podrían ocurrir. Una de ellas es el aumento de consumo de productos en los supermercados, en las que dejan las estanterías como las costillas del esqueleto de una ballena en un oceanográfico, mondas y lirondas. Se pone de manifiesto el impulso irracional de supervivencia caiga quien caiga, el intentar asegurar la subsistencia sin pensar en el hecho que esa actitud puede implicar el desabastecimiento de mi vecino. Si hasta ayer no había faltado ningún producto en las tiendas, no entienden estos energúmenos que si el consumo sigue al ritmo usual la reposición de productos no tiene porque decaer, a menos que la ciudadanía copie ese tipo de comportamiento incívico.
También me asombra lo rápidamente que crece el nivel de histerismo, contagiándose incluso más rápidamente que el virus en cuestión. Todos los canales son validos para informarse sobre la evolución de los contagios y sus consecuencias. La problemática viene cuando los menos usados son los que emiten información fidedigna y mayormente nos informamos por medios sensacionalistas o por medios sin ningún tipo de control (WhatsApp, etc), lo que hace crecer la alarma o la sensación de que se pudiera ocultar información, cayendo en la más absoluta histeria e hipocondría.
Sí que me preocupa el hecho que la población, presa del miedo y el histerismo, se arrogue las facultades de hacer cumplir las consignas demandadas por los gobernantes a los ciudadanos. Ahí las autoridades deben de ser claras, y señalar que es la policía la única que tiene potestad para hacer cumplir los requerimientos, ya que si no, pueden surgir conatos de enfrentamiento entre la población. Dejemos a las autoridades hacer su trabajo y obedezcamos sus consignas.